El escocés asumió el cargo en junio de 2005 tras un paréntesis de 16 meses y se sintió avergonzado al ver al equipo perder 5-0 contra el Artmedia en la Champions League, pero sabía que la situación solo mejoraría.

Así lo dijo a la revista FourFourTwo: “Cuando me derrotaron 5-0 en Bratislava en mi primer partido con el Celtic, te crees el peor entrenador del mundo; todos los demás lo creían esa noche. A veces piensas: '¿Hasta dónde pueden llegar las cosas?'. En mi lápida dirá: 'Incluso esto es mejor que Bratislava’.”.

“Pero para lograr algo en la vida, hay que aguantar algunos golpes. Recuerdo que Dermot Desmond bajó después del partido para asegurarme que todo iría bien. Me dijo: 'Solo me verás cuando necesites ayuda'. No lo veía muy a menudo, salvo en el campo de golf. Mi etapa en el Celtic fue fantástica después de eso”, añadió.

Uno de los partidos más memorables de Gordon como jugador también fue una dura derrota, cuando el Dundee perdió 6-0 contra el Queen of the South en 1977, porque su actitud en el juego lo llevó a hacer un gran movimiento: “Tenía 20 años y era capitán del Dundee en el partido de vuelta de la Copa de la Liga. Empatamos la ida y luego nos golearon. Hay un momento en la vida en el que piensas: ‘Soy un capitán inútil’”.

“Nos dio vergüenza, pero 10 días después, Billy McNeill me fichó por el Aberdeen. Más tarde descubrí que gran parte de su decisión se debió a que el mejor amigo de Billy, Mike Jackson, era entrenador del Queen of the South. Billy me preguntó qué tal lo hice y Mike dijo: ‘Siguió insistiendo hasta el final’. Incluso ahora, cuando lo pienso, me da mucho miedo pensar en perder la vida que he tenido si no hubiera seguido intentándolo””, concluyó.