El boxeador de 38 años, quien recientemente dejó vacante el título de la OMB, lo que significa que ya no es el campeón mundial indiscutible de peso pesado, aún ostenta los títulos unificados de peso pesado del CMB, la AMB y la FIB.

Ha solicitado permiso para defender voluntariamente el cinturón del CMB, y la organización ha accedido a su solicitud.

El presidente del CMB, Mauricio Sulaimán, ha sugerido que Deontay Wilder podría ser su oponente. Declaró a Sky Sports: "Deontay Wilder ocupa el puesto número 8 o 9 del ranking, por lo que es elegible para desafiar a Oleksandr Usyk si así lo desean. Usyk solicitó una defensa voluntaria, la cual fue concedida hoy".

Mientras tanto, la FIB ha insistido en que no tienen ningún problema con la idea de que Usyk se enfrente a Wilder.

Un portavoz declaró a Sky Sports: "La FIB no es la siguiente en la rotación. Solo se convertiría en un problema para nosotros si tuviera que hacer una defensa obligatoria de su título de la FIB".

Mientras tanto, el director ejecutivo del equipo Usyk, Serhii Lapin, reveló que Wilder sería un "nombre importante para añadir" al historial del boxeador: "Vencer a un hombre así fortalece el legado de Usyk y cierra otro capítulo importante en la historia de los pesos pesados. Esto no es solo una pelea. Es un evento que atrae la atención masiva de los aficionados, los medios de comunicación y toda la industria".

Un choque entre Usyk y Wilder enfrentaría dos estilos contrastantes: la brillantez técnica y el movimiento de Usyk contra la destructiva potencia de Wilder, que le permitió noquear a 42 pilotos en sus primeras 43 victorias.

Wilder sigue siendo uno de los pegadores más explosivos de la división, pero sus recientes derrotas ante Fury y Joseph Parker, de 33 años, han suscitado dudas sobre su capacidad para recuperar su mejor forma.

Sin embargo, su victoria sobre Herndon lo ha mantenido en la contienda por un último impulso hacia el título mundial.