La experiencia comenzaba con una cálida bienvenida de parte de un soldado de juguete y un recorrido por el país de las maravillas que son los dos pisos del local, donde se guardan un sinfín de juegos, rompecabezas y juguetes que quedaron a disposición de los miembros de una familia durante una noche. En el comedor, donde se sirvió la cena, se puede encontrar toda una pared repleta de dulces y golosinas, y la sala de estar cuenta con peluches de animales a tamaño real.
El dormitorio cuenta con una cama en forma de trineo para los adultos y literas para los niños con un tobogán, lo que lo convierte en un escenario perfecto para fiestas de pijamas. La familia también recibió una lección especial de música en el icónico piano gigante de la tienda, así como la oportunidad de construir su propio peluche y un coche a control remoto.