El delantero de 37 años cumplió tres meses de una condena de 10 meses por una riña en relación con un ataque a un grupo de estudiantes que dejó a uno con la mandíbula rota en 2012, y considera su tiempo en prisión como un "reinicio completo" que le hizo darse cuenta de que necesitaba cambiar su comportamiento "imprudente".
Declaró a la revista FourFourTwo: "Habría muerto; si no hubiera ido a la cárcel, habría muerto. Vivía demasiado descuidadamente lejos del futbol, pero todo pasa por algo. Había una familia al otro lado, y nunca jamás quiero glorificar lo que hice; había una víctima, así que no quiero que se perciba como tal. Por otro lado, fue como un reinicio completo para mí. Tuve que pasar 13 semanas en la cárcel y descubrir quién era: "Mi padre ha muerto, ¿qué va a pasar?".
“Enterré a mi padre el viernes y fui a la cárcel el lunes, así que tuve que averiguar qué estaba pasando y por qué me comportaba así. Todo mientras sobrevivía, sin saber cómo iba mi carrera. En la cárcel, solo tienes tiempo. No tienes nada más que tiempo, simplemente estás ahí sentado”, añadió.
Troy espera haber logrado que sus seres queridos se sientan "muy orgullosos" de él: “Recuerdo haber escrito una lista. ¿Qué voy a hacer cuando salga de aquí? Era algo así como: ‘Voy a tener una carrera, voy a comprar una casa, voy a comprar un coche’. Ganaba buen dinero, sí, pero también salía todas las semanas y tenía un coche y una casa alquilados”.
“Luego, cuando te encierran y dejas de cobrar, es como: ‘¡Mierda!, en realidad no tengo nada’. Fue el reinicio completo que necesitaba y espero que, gracias a eso, mi padre y mi abuelo fallecidos, estén muy orgullosos de mí. Eso espero”, finalizó.