La leyenda del tenis de 57 años, quien fue liberado de prisión y deportado a Alemania desde Gran Bretaña en diciembre de 2022 bajo un programa de liberación anticipada tras cumplir solo ocho meses de su condena de dos años y medio por infringir las normas de bancarrota, había entrenado al deportista serbio en seis victorias de Grand Slam y siguió su progreso por televisión durante el torneo.
Y cuando Novak venció a Nick Kyrgios en el último juego, Boris se emocionó muchísimo al ver la reacción de sus compañeros, quienes golpeaban las puertas de sus celdas cada vez que Djokovic ganaba otro punto importante. Le recordó al periódico The Guardian: “Ya no tenía miedo. Y cuando Novak ganó y levantó los brazos, me levanté y también levanté los míos. Al hacerlo, el ruido en el ala estalló de nuevo, más fuerte que nunca. Los golpes no cesaron durante 10 minutos. En las paredes, en las puertas. Con vasos, con sillas. Me llevó dos semanas convencerlos de que este era mi hombre, y ahora lo entendía. Lo habían entendido. Me quedé allí y lloré".
Boris agradeció a su antiguo protegido por haber organizado que su ahora esposa, Lilian, y su hijo mayor, Noah, estuvieran en su palco en cada partido: "Los vi en primera fila en cada partido y eso es lo que yo llamo verdadera amistad, que no se te olvide. Siempre le agradezco a Novak este recuerdo tan especial".
Boris no cree que el jugador de 38 años deba considerar retirarse todavía, ya que sigue siendo muy importante para el tenis: “Mira, creo que es importante para el tenis actual. Predica con el ejemplo y les muestra a los jóvenes la dedicación necesaria para llegar a la cima y mantenerse en ella”.
“Sigue buscando su 25.º Grand Slam, llegó a las cuatro semifinales de los grandes este año y ganó dos torneos. ¿Quiénes somos nosotros para desafiar a Novak cuando hay que parar? El otro día oí que quiere jugar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Que lo haga. Lo necesitamos”, finalizó.