El golfista de 41 años admitió que su enfoque "puede sonar extraño", pero descubre que da sus mejores golpes cuando reduce su campo a un objetivo muy, muy pequeño.
Declaró a la revista Today's Golfer: "Soy el tipo de jugador que necesita un objetivo muy, muy pequeño para apuntar. Así es como funciona mi cerebro. Lo óptimo para mí es reducirlo a un objetivo diminuto en la distancia. Si tengo un objetivo demasiado amplio, me cuesta concentrarme. Muchas veces apunto a un rastrillo en un búnker, a un tronco de árbol o a algo pequeño por el estilo.
Puede que a muchos golfistas de club les suene raro, pero sé que funciona para mi mente y me ayuda a concentrarme en algo que puedo perseguir de forma tangible.
En la práctica, Marc siempre cambia los objetivos a los que apunta para estar lo más preparado posible: “Siempre me gusta elegir diferentes objetivos y ajustarlos y crear nuevos para cada palo de mi bolsa. Cuanto más lo hagas, más preparado estarás para los diferentes tipos de golpes que necesitas a lo largo del día. Lo contrario es simplemente estar parado en el campo de prácticas sin pensar en nada, pegando golpe tras golpe, y eso realmente no me funciona. Así que siempre practico la intención con propósito”.