Según un proyecto de ley anunciado la semana pasada, los turistas que traigan perros a la capital del Tirol del Sur pagarán 1,50 € (1,31 £) por animal y noche, según Ansa.
Los residentes también pagarían una tasa anual de unos 100 € (87,28 £) por perro.
Las autoridades afirman que la medida está diseñada para financiar la limpieza de calles y otros servicios relacionados con los excrementos de los perros, y los ingresos se destinarán a nuevos contenedores de basura, el mantenimiento de zonas verdes y la creación de parques para perros.
La propuesta surge en un momento en que crece la frustración local por el impacto de las mascotas en las zonas públicas del Tirol del Sur, una región popular entre senderistas y turistas internacionales. Esto también se produce tras el fracaso de un controvertido plan de registro de ADN implementado el año pasado para identificar a los dueños que no limpiaban los excrementos de sus animales.
Aunque se creó la base de datos, el cumplimiento fue bajo: solo 12.000 de los 30.000 dueños de perros se inscribieron, a pesar de la amenaza de multas de 1.048 € (914,54 £).
El consejero provincial Luis Walcher ha defendido el nuevo plan, afirmando: “Es una medida justa porque afecta exclusivamente a los dueños de perros. De lo contrario, la limpieza de las aceras sería responsabilidad de toda la comunidad, cuando hay que decir que la única suciedad en las calles de nuestra ciudad son los excrementos de perro”.
Añadió que los propietarios registrados estarían exentos del impuesto de residente durante dos años.
Sin embargo, los grupos de protección animal han criticado la propuesta. Carla Rocchi, de la Agencia Nacional Italiana de Protección Animal: “Tras el rotundo y costoso fracaso del absurdo proyecto de ADN canino, en lugar de centrarnos en la educación cívica, los controles específicos y la concienciación ciudadana, volvemos a optar por la salida fácil: gravar a los animales y a sus dueños. Esta medida no solo penaliza a las familias y turistas que deciden viajar con sus perros, sino que también transmite un mensaje profundamente erróneo: convertir a los animales en cajeros automáticos para los contribuyentes”.
El alcalde de la ciudad, Claudio Corrarati, también se ha mostrado en contra, declarando a la radio RTL: “Seríamos unos perros si impusiéramos un impuesto a los perros”.