El deportista espera ser el primer capitán en ganar el torneo dos veces desde 1987, pero dado que la competición de este año se celebra en Nueva York, sabe que no será fácil, ya que han pasado 13 años desde la última victoria a domicilio.
Declaró a la revista Golf Monthly: "El reto es diferente. Tuvimos ciertas ventajas en Roma: tener un poco de control del campo y el apoyo del público. Esas son desventajas ahora, así que hay que plantearse y pensar de otra manera para gestionarlas".
“Los estadounidenses serán muy fuertes, siempre lo sabemos, pero siento que tenemos el talento. Desde hace dos años, tenemos una gran intuición de lo que se necesita para ganar y crear una gran cultura y ambiente en ese equipo. Así que, sin duda, nos apoyaremos en ciertas cosas que funcionaron muy bien en Roma, pero la conversación con los jugadores es diferente a la que les habría estado hablando en Roma”, agregó.
Luke es muy amigo del capitán estadounidense de la Ryder Cup, Keegan Bradley, e insistió en que su rivalidad no afectará su relación fuera del green: "La verdad es que no. Seguimos escribiéndonos. No hablamos mucho de la Ryder Cup. Compartiremos una cerveza el domingo por la noche, pase lo que pase".