El golfista de 37 años experimentó un declive en su juego durante cuatro años hasta que finalmente perdió su tarjeta del tour en 2022 debido a problemas de salud mental. En 2023, le diagnosticaron ansiedad crónica y agotamiento. Sin embargo, regresó a la competición el año pasado y, tras superar recientemente el corte en el Turkish Airlines Open, su primero en el DP World Tour en tres años, terminó entre los 10 primeros por primera vez desde 2018 y se demostró a sí mismo por qué hizo bien en no abandonar por completo. Declaró a la revista Bunkered: “Ha sido un largo camino, pero nunca perdí la fe en mí mismo. Sí, hay días en los que mi esposa y yo hablamos y nos sentimos desanimados, decaídos, pero puedo decir honestamente que nunca hemos hablado de parar. Nunca”.

Chris espera que el torneo haya sido su primer paso para recuperar su tarjeta del Tour el año que viene y confía en que podrá seguir cosechando éxitos en el green: “Simplemente no puedo dejar de jugar porque siento que tengo más por lograr. Es la razón por la que sigo jugando, porque, en el fondo, creo que todavía tengo el juego para ganar torneos”.