El golfista de 44 años, que no recuperó su tarjeta del Tour en 2016 y consideró abandonar el deporte tras perder la del European Tour en 2018, se enorgullece de su capacidad de recuperación y resiliencia, pero aún conserva el deseo de ganar torneos.
Declaró a la revista Golf Monthly: "Se aprende mucho jugando al golf profesional.
Pero algo que he aprendido es que soy resiliente, que trabajo duro... y conozco mis cualidades positivas”.
Pero siento que no he logrado ni de cerca lo que debería haber logrado, así que el deseo sigue ahí". Oliver cree que juega mejor que nunca cuando está en forma: "Mi golf es mejor que nunca, y lo digo en serio, así que creo que sí lo es [suficientemente bueno para ganar en el circuito]”.
"Pero ahora soy una persona diferente, así que supongo que simplemente entiendo que todavía puedo jugar al golf con una actitud y prioridades ligeramente diferentes. La vida familiar pone las cosas en perspectiva y realmente puede ayudar. Ahora tengo dos hijos y es maravilloso para ellos verme jugar bien; eso me motiva: jugar bien delante de ellos".