El ex apertura neozelandés recibió tratamiento por cáncer testicular con tan solo 18 años y admitió que recordar los momentos difíciles que había vivido le ayudó a sentir menos presión en la cancha y le dio el impulso para triunfar.
Al recordar su debut en la Copa Mundial de 2011, tras la lesión de Dan Carter, declaró a la revista Rugby World: "Siempre escribía mi número de hospital en la cinta de la muñeca en cada partido, para poder mirar hacia abajo durante los encuentros y recordarme que ya había pasado por cosas muy difíciles”.
“Me motivó a intentar alcanzar las metas que me había propuesto. Así que, en realidad, no sentí ninguna presión. Incluso al reemplazar a Dan Carter, el hombre que se suponía que ganaría la Copa del Mundo para Nueva Zelanda y el mejor para hacerlo. Quería estar allí desde el principio y tenía esa actitud aprendida de simplemente disfrutar del camino. Tenía algo que demostrar y nada que perder”, añadió.
Aaron recordó sentirse "invencible" hasta que le diagnosticaron cáncer: "El rugby despegó para mí en la preparatoria, entrando en equipos de categorías inferiores y siendo el centro de atención de la provincia. Tenía 18 años, y al terminar la escuela pensaba que era invencible y que el mundo estaba a mi alcance. Salí de la escuela por última vez sin ninguna preocupación. Entonces, un día, me estaba duchando y sentí un bulto que me pareció un poco extraño. Al principio lo dejé por una o dos semanas, pero no se movió, así que decidí llamar a mi médico de cabecera para que me lo revisara. Poco después, me enteré de que estaba a punto de emprender mi propio camino tras el diagnóstico de cáncer testicular. Fue una locura”.