No hay duda que todos los visitantes deben hacer una visita obligatoria a la Laguna Azul, un balneario geotermal situado al suroeste del país donde es posible nadar en aguas vaporosas que son fruto de la formación de lava. La temperatura del agua suele rondar entre los 37 y los 40 grados y hay quien dice que tiene propiedades curativas para aquellos que padecen de psoriasis.
Pese que en el año 2007 el agua de la laguna tomó un color verde para sorpresa de todos, el nombre del balneario ya indica que, por lo general, suele ser azul. Eso se debe a la presencia en el agua de minerales como el sílice y el azufre que le dan el color azulado con el reflejo de los rayos solares. Por lo tanto, el agua presenta un color diferente, en este caso parecido al de la leche, cuando es envasada en un bote de cristal.
Los alrededores de esta atracción turística son también el sitio ideal para los amantes de los spa. La arcilla de sílice es ideal para hacerse una mascarilla con efecto exfoliante y que te dejará la piel fresca, purificada, relajada y desinflamada. Muy cerca, además, hay una sauna y una sala de vapor que será una buena manera de poner punto y final a una jornada de relajación en la Laguna Azul.
Alternativamente, la costa islandesa es el paraíso de los amantes de las playas geotermales como la conocida como Nauthólsvík. Una vez allí, es recomendable estirarse en la playa de arena dorada o darse un chapuzón en las aguas calientes, aunque aquellos que quieran también podrán navegar por el mar como parte de las actividades de recreo que ofrece la zona.