La empresa de taxis privados, que se enfrentará en esa carrera con Waymo, la compañía propiedad de Google, ha unido fuerzas con los expertos en software de autonavegación de Oxbotica para lograr su objetivo de ofrecer a sus clientes de Londres un servicio de viajes sin chófer de cara a 2021.
Su apuesta llega en un momento muy delicado en el sector, debido a la pérdida de confianza en esa tecnología tras casos como el de Uber, Tesla -que también perdió a un empleado en una colisión- o Apple, que vio cómo uno de sus automóviles se veía involucrado en un accidente menor al chocar contra una barrera mientras circulaba a baja velocidad. En Waymo fueron de los primeros en señalar con el dedo el problema exacto: tras unir fuerzas con el gigante Intel para crear un software que dotara a sus modelos de un mayor nivel de inteligencia, es decir, que detectara situaciones de emergencia o peligro y cediera el manejo del volante a los conductores, se vieron obligados a admitir que esa no era la solución, ya que en esas situaciones sus pilotos estaban demasiado distraídos -jugando con el móvil o incluso durmiendo en uno de los casos- como para retomar con éxito la conducción.